EL Silencio

Un 25 de agosto del 2013 perdí a Pica, y el silencio llegó.

Cuando uno nace y crece en un lugar, piensa que se quedará ahí para siempre. La conexión con mi tierra, Camaná, crecía más y más como si el río fuera mi cordón umbilical y me expulsaba en su desembocadura. Mis padres , sin embargo, decidieron que el mejor futuro para mí se encontraba en la capital.

Nunca me sentí identificado estando acá, quizá por eso retornaba en cada oportunidad que tuve con mi familia, y algunas veces solo, pero siempre con la seguridad que Pica me esperaba en el terminal. Pica es mi abuelo. La relación que tuve con él significo mucho. Porque creó en mi un ejemplo a seguir por su forma sincera de ser. Perderlo fue mi primer acercamiento con la muerte y me llevó a experimentar emociones que nunca había afrontado. 

La pérdida de un ser querido con el que uno ha mantenido un vínculo estrecho y significativo puede generar cambios importantes en la forma de ver y relacionarse con el mundo. Esta situación de privación de un ser amado, conlleva a un proceso denominado duelo. Este proceso de adaptación emocional pasa por varias etapas: la no aceptación; la ira; la negociación con uno mismo; la depresión y finalmente la aceptación.

Partiendo de mi experiencia personal es que decido realizar este trabajo. 

El objetivo de este proyecto es transmitir y representar esos sentimientos, ligados al recuerdo y sensaciones que fui experimentando en el proceso de duelo que no tuve cuando Pica se fue. 

No existe una fórmula exacta para superar el duelo en un corto tiempo. Cada quien lo vive, transforma, transmite o supera de la mejor manera y en tiempos diferentes.